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Los sueños, sueños son

Los sueños, sueños son

Los sueños siempre me han fascinado. Actividad onírica, fantasía nocturna (por cierto a mi Web de viajes la llamé “Oneira”)

No hay nada más adorable que un ser humano durmiendo, soñando, plácido en su vulnerabilidad.

Con los sueños desahogamos situaciones, emociones y conflictos diurnos.

Si no soñamos, ¡morimos! ¡Fisiológicamente cierto!

Intrigante.

Un día hablaremos y soñaremos largo y tendidos. No olvides dedicar al sueño las horas necesarias para una buena salud mental. Duerme suficientemente.

Conócete mejor. Hoy te propongo que cada día al despertar recuerdes tus sueños y los reflejes por escrito en un “sueñario”.

Verás como los sueños de la noche…te sorprenderán cada día.

Alberto Bermejo

Psicólogo clínico

Gabinete de Psicología Eidos (Alicante)

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Felices… ¿para siempre?

Felices… ¿para siempre?

Uno de los grandes mitos de nuestra humanidad es la búsqueda de la felicidad. Desde niños crecemos imbuidos por la idea de que venimos a este mundo para ser los más felices. Nuestra cultura occidental está cimentada en la idea de que el hombre es bueno y ser feliz es lo más natural del mundo.

Quiero centrarme en escribir unas líneas sobre el concepto de felicidad desde la óptica de la psicología clínica; subrayando inicialmente algunas ideas algo desadaptativas que son compartidas por muchos:

  1. Podemos sentirnos felices para siempre.
  2. El hombre nace para ser feliz en este mundo.
  3. Si no eres feliz, eres un ser desgraciado.
  4. No podemos tolerar el malestar, hay que luchar contra él.

Podríamos señalar más ideas de este tipo, con poca base real; pero no quiero extenderme. Preguntaos: ¿qué es la felicidad?. Nadie se pone de acuerdo al respecto y es asunto muy opinable.

La cruda realidad (y no quisiera ponerme pesimista) es que la felicidad perenne no existe, el hombre no nace para ser feliz (no es su cometido primordial, no nació con ese fin), se puede ser feliz y desgraciado a un tiempo (todo depende de cada momento y cada situación vital) y también constatamos los psicólogos que el malestar forma parte de nuestra existencia.

Por favor, no matéis al mensajero. Podemos vivir con moderada felicidad, sí.  Aunque quisiera llamar la atención sobre el hecho de que construimos nuestra vida en general sobre una ideología de la felicidad equivocada.

Lo qué debemos tener presentes es tener conciencia de quienes somos. Somos seres vulnerables. Seremos felices en cada momento, dependiendo de nuestro modo de valorar nuestro mundo y nuestro entorno. Y en ocasiones estaremos en presencia del malestar y tendremos que vivir con ello. La psicología clínica nos enseñará actitudes, estrategias y técnicas para hacerle frente. Vivir sumidos en depresión, ansiedad o sufriendo trastornos psicológicos diversos no es una opción; podemos vivir más profundamente vidas razonablemente felices.

En mi opinión, la felicidad consiste en sentirnos plenamente vivos. La felicidad en la práctica es tener conciencia de quienes somos y sentirnos satisfechos pese a vernos a menudo sumidos en la incongruencia; es establecer un propósito en nuestra existencia y trabajar por conseguirlo; la felicidad es vivir cada instante como si fuera el último, extraer lecciones valiosas de cada acontecimiento; es disfrutar con cada nuevo aspecto de nuestro entorno vital. La felicidad es sentirnos estimulados física, social e intelectualmente; felicidad es alejarnos de todo lo que estropea nuestra capacidad de ser feliz (las adicciones, la delincuencia, la corrupción, la violencia, etc.). Felicidad es también, y sobre todo, creatividad.

Comentemos un par de factores importantes en esto de construir felicidad (aparte de muchos recursos y consejos habituales) y ya retomaremos el tema en otra ocasión porque me gusta no escribir  posts excesivamente densos.

Un estudio publicado en el Journal of Epidemiology & Community Health http://jech.bmj.com/ determinó, a partir del análisis de cuestionarios respondidos por 51000 noruegos, que asistir y participar a actividades culturales producía satisfacción, bienestar y lo más importante, que las personas que asistían a estos eventos eran menos propensos a la ansiedad y la depresión. Y estudios similares han conducido a resultados también similares.

En mi opinión, cualquier actividad reforzante (agradable) que rompa con la dura rutina de cada día repercutirá positivamente en nuestra salud e incrementará nuestra capacidad de sentirnos más felices. Así que, te aconsejo que potencies tu vinculación con actividades culturales. Un consejo también muy importante, sin duda alguna, es que te mantengas plenamente activo. La pasividad es enemiga de lo bueno.

Otro ejercicio muy saludable y de importancia a la hora de fortalecer nuestro sentimiento de felicidad cotidiano es la risa. Aristóteles ya decía que “la risa es un ejercicio corporal valioso para la salud”. ¿Se acuerdan ustedes del libro “El nombre de la Rosa” y la equivocada valoración religiosa de reír  por uno de sus personajes?. Pues ahí lo tenemos…

Al parecer, gracias a la risa se liberan sustancias bioquímicas, como la dopamina y la adrenalina que influencian positivamente nuestro estado de ánimo e incrementan nuestra creatividad. La risa es la contraparte de la depresión y la tristeza, mejora nuestra autoestima y alivia el insomnio.  Además, se ha demostrado que refuerza también el sistema inmunológico. En definitiva, y a juicio de muchos investigadores, facilita respuestas fisiológicas, psicológicas y espirituales.

Recordad, de cara a vuestra felicidad, lo que dice un proverbio chino: “para estar sano hay que reirse al menos 30 veces al día”. Tomad buena nota.

Alberto Bermejo

Psicólogo clínico

Gabinete de Psicología Eidos (Alicante)

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La experiencia de fluir (Flow)

La experiencia de fluir (Flow)

Algunos basan su vida en la búsqueda del placer, que con frecuencia confunden con ser felices. Realmente, los placeres entendidos en el sentido material duran bien poco. El verdadero sentimiento de felicidad radica en nuestro interior. Y está más vinculado a la noción de disfrute.  Es inútil buscar fuera fuentes de placer, en objetos ni en sustancias externas. Sí, acaso, reorientar la felicidad desde las experiencias que podemos sentir en nuestra vida. El disfrute está conectado con nuestra capacidad para concentrarnos en algo conscientemente y tener pleno control sobre nuestra atención, enfocando nuestra mente hacia lo que hacemos en cada momento.

En otras ocasiones he abordado la experiencia de vida interior para abrazar algo que puede parecerse a la felicidad, o la entronización de nuestros valores como jalones de una óptima experiencia vital. La mayor experiencia de felicidad radica en nuestra propia mente, disfrutando en cuerpo y alma de todo lo que hacemos cada día. En este post quiero mostrarte el estado opuesto de la condición de entropía psíquica, la experiencia óptima, la experiencia de fluir. ¡Y no estamos hablando del condensador de fluzo, el núcleo central que hacía funcionar el DeLorean de la película Regreso al Futuro! Aunque es una bonita metáfora de todas las capacidades y el fantástico potencial de nuestra mente, en formato fílmico.

Hablamos de un estado de flujo de conciencia óptimo, vital, donde todo lo que hacemos añade orden a nuestro sentir consciente, sintiéndonos bien, creativos y activos. ¡Como en esos dibujos de los tebeos en los que el dibujante reflejaba encima del personaje una bombilla encendida!. Quien mejor ha descrito esta experiencia ha sido Mihaly Csikszentmihalyi, en su libro “Flow” (Fluir)

Fijémonos en las personas que nos comentan experiencias de goce extremo, casi extático; producidas por la escucha de una obra musical, la lectura de un libro inspirador, el descubrimiento de un paisaje o un sentimiento espontáneo de bienestar. Estas experiencias están relacionadas con una concentración especial, un desafío, con habilidades y consecución de metas, autocontrol, la apertura a los demás, el alejamiento de las preocupaciones  y con la validación de expectativas positivas en la vida y retroalimentación positiva de nuestra propia conducta. Esa búsqueda de flujo personal en lo que hacemos y en lo que experimentamos puede ayudarnos a encontrar las respuestas que buscamos, nos ayudará a sentirnos mejores.

Abraham Maslow, uno de los más importantes psicólogos del siglo XX elaboró una teoría de personalidad alrededor del concepto de autorrealización, y de las necesidades internas, morales, entroncadas con la búsqueda de un significado personal. Una de sus frases, que me han inspirado a menudo: “… Podemos orientarnos hacia la defensa, la seguridad o el miedo. Pero, en el lado opuesto, está la opción de crecimiento. Elegir el crecimiento en lugar del miedo doce veces  al día, significa avanzar doce veces al día hacia la autorrealización…”. Se trata de dejarnos absorber por esa experiencia óptima transformadora, ser uno con lo que hacemos en cada momento; que podemos llamar también experiencia autotélica (del griego “auto” que significa en sí mismo y “telos” que significa finalidad) 

Es francamente importante por otra parte dedicar nuestro tiempo en actividades que verdaderamente disfrutemos y nos llenen, que nos hagan sentir bien, aparte de aquellas otras indispensables en la vida que no siempre nos llenan tanto…

Alberto Bermejo

Psicólogo clínico

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Cosas de Psicología: Peso y figura, sin obsesiones (II)

Cosas de Psicología: Peso y figura, sin obsesiones (II)

Os comentaba en un post anterior que en esta segunda parte os facilitaría algunas ideas para encarrilar adecuadamente un programa básico de reducción de peso. Debo indicar que estas recomendaciones no están orientadas a resolver una obesidad mórbida, sino a ofrecer sugerencias inteligentes para todas aquellas personas que quieren bajar su peso unos kilos.

He de subrayar que algunas técnicas no son muy populares para acometer un programa de reducción de peso. Me propongo en este post acabar con esta pequeña maldición y romper una lanza por las estrategias basadas en lo que conocemos en psicología.

Para bajar de peso, la primera decisión es la elección de una dieta adecuada a nuestro propósito. Si tienes importantes problemas de peso te aconsejo una visita previa a tu médico experto en nutrición que pueda ofrecerte buenas propuestas e ideas, estructurando una dieta adecuada. Desconfía de las dietas milagro. No es preciso que sea una dieta agresiva. Si consigues bajar de peso suficiente pero consistentemente cada semana (incluso por debajo de 1 Kg) está programando tu cuerpo para mantener un peso más bajo. Las bajadas de peso extremas no son nada recomendables, ni física, ni psicológicamente.

En segundo lugar, considera la visita a tu psicólogo clínico para evaluar tu salud mental. Si hay presencia de alteraciones emocionales, ansiedad, depresión u otros trastornos de conducta es importante conocerlos y manejarlos para que no interfiera en tu programa de reducción de peso.

Las primeras tres semanas son las más importantes. El éxito en las primeras semanas es un anticipo del éxito de su programa. El cambio psicológico que tiene lugar en los primeros días es esencial. Se trata de que envíes  un potente mensaje a tu cuerpo y a tu cerebro: “amiguitos: vamos a colaborar juntos para bajar de peso”; y eso se consigue mostrándote firme en tu conducta. Importante: no te propongas eliminar ninguna otra adicción ahora. Concéntrate en reducir tu ingesta calórica únicamente. No es preciso llevar a rajatabla la dieta escogida. Permítete una vez a la semana hacer algún extra. Lo importante es la reducción calórica global (no diaria). Pésate semanalmente y anota los kilos en una agenda comprobando los avances. Oblígate a bajar cada semana “algo” de peso. Si una semana no tienes éxito, no te preocupes y continúa con tu programa.

Haz planes para mantenerte ocupado durante las próximas semanas; no dejes lugar al aburrimiento. Trabaja duro. Aprovecha para llevar a cabo esas tareas pendientes que siempre postergaste. Diviértete y sal con sus amigos. Disfruta de tu familia y de tus aficiones intensamente. Implícate en todas sus actividades de forma intensa. Disponte a gastar energía al máximo en todo lo que haces.

Es el momento de iniciar un programa de entrenamiento físico adecuado a tu salud, tu edad y forma física. Elige un deporte y procura practicar todas las semanas con la mayor frecuencia que te lo permita tu agenda. Los días que no hagas deporte intenso, aprovecha para dar algunos paseos durante el día o la tarde. Si puedes ir al trabajo andando o en bicicleta, hazlo. Es importante el incremento de la actividad. Recuerda que estamos mandando un mensaje a nuestro cuerpo y a nuestro cerebro de implicación en actividades físicas. Ah… ¡y no te olvides del sexo!

Cambia algunos hábitos no deseables y controla algunos estímulos relacionados con la ingesta de comida.  Planifica tus comidas. Durante las tres primeras semanas aléjate de restaurantes, bares y cafeterías, si puedes permitírtelo. Come únicamente en casa. No visites los supermercados con hambre. Sírvete la comida en platos pequeños y en pequeñas proporciones. No comas solo. Come conscientemente, sin realizar otra actividad. Preferiblemente come siempre en el mismo lugar. No te lo comas todo; deja siempre algo en el plato. Deja a la vista los alimentos que vayas a consumir; no dejes en la mesa más cantidad. Limita la exposición a alimentos “peligrosos”: no los compres.  Cuando vayas al supermercado únicamente compra lo previsto y lleva el dinero justo. No decidas lo que comprar en el mismo supermercado. Adquiere preferentemente alimentos que necesitan ser elaborados reduciendo la compra de alimentos que se comen directamente sin cocinarlos. Evita en lo posible cocinar para otros. Di a tu pareja o familiares que te ayuden a disuadirte de comer fuera de los horarios planificados.

Los primeros días pueden ser los más duros porque notarás que tu cuerpo y tu cerebro te pide una mayor ingesta. Mantente fuerte y come únicamente lo planificado. En poco tiempo te habituarás a comer menos, reduciendo tu ansiedad.

¡Seguiremos hablando de este gran proyecto personal de ganar a la báscula, con más ideas!

Alberto Bermejo

Psicólogo clínico

Gabinete de Psicología Eidos (Alicante)

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