Quería hablaros de Psicología… Si algo disfruto enormemente en esta vida (terrenal) son las caminatas. Serpentear los caminos. Antes andar que correr. Tanto monta, monta tanto. Estamos hechos de puro músculo, y hay que moverlo. Tropiezo con mis amigos Rafa y Benito (con más años a cuestas que yo y caminan mucho más) algunos sábados, pegados y apegados al Mediterráneo campellero y caminamos juntos 7 u 8 kilómetros, parlamentando de lo divino y lo humano. Pero sobre todo, de literatura. Los libros son para el verano (y no solo). Este sábado pasado les contaba las reflexiones de Sergio del Molino sobre los pijoprogres en su magnífico libro “Contra la España vacía”; Benito nos hacía su crítica sobre “Últimos días en Berlín”, de Paloma Sánchez-Garnica, autora que tuvimos ocasión de saludar recientemente en El Maestral en una presentación en Alicante de su libro; Rafa nos habló sobre los libros de su apreciado José Luis Garci, que hace poco se dejó ver por Alicante. Que yo le digo insistentemente a Rafa, que con todo lo que sabe de cine y lo que ha vivido en Alicante, debería escribir ya, su libro. Y es que a mí me ha gustado, por cierto, el cine desde que los Reyes Magos me trajeron el Cinexín. Por cierto, yo estuve trabajando con poco más de dieciséis años rotulando carteleras de cine en Cartagena…. ¡Ay, el cine! Me lo he visto casi todo (ahora más, las series), pero no tanto como mi cinéfilo amigo Rafa.
Es un sábado muy especial. Nos hizo calor, como a todos. Luego nos veríamos con más amigos en un restaurante de San Juan para disfrutar de nuestra otra pasión, los buenos vinos y la gastro. Ya estamos organizando una cata de cavas (buenos y muy buenos) a la luz de la luna, frente al mar, como todos los años, por agosto. Un botellón serio, algo pijo, pegados al mar, no de estos que montan nuestros jóvenes hijos. Que también hay que enseñarles a beber bien. ¡Que yo se lo cuento a mis hijos, que los estoy disfrutando este verano también! Estamos buscando fechas para un tour de fin de semana en Cartagena, mi ciudad natal. Que, si no has ido a Cartagena, ya estás tardando.
No dejes de viajar. El verano es un tiempo ideal para hacer grandes (y pequeños) planes de viaje. Antes que lleguen tras esta época estival los grandes destinos de viaje con Oneira club de viajeros, hay que conocer territorios cercanos y discretos. Este verano voy a descubrir la Bretaña francesa, esa región del vecino país que te transporta a la Edad Media. Mi mujer y yo tenemos todo ya planificado para pasar unos días formidables en esa mágica región. Ya lo contaré en Instagram.
Con mi amigo Alejandro tengo planificada una escapada en Tarragona para hacer senderismo y conocer algunos puntos de interés. También visitaremos El Priorat, lugar sagrado para cualquier enoturista que se precie. El Priorat cuenta con un patrimonio cultural, histórico y natural de gran valor. Si vas por Tarragona, tampoco te pierdas la Ruta del Císter. Son muchos kilómetros para andarlo todo…. Pero en ello estamos.
Antes nos espera una ruta senderista en Jávea muy pronto, y disfrutar la mejor música celta en directo en Murcia, casi preparando la cita con la Bretaña francesa, otro territorio cómplice de célticos ritmos.
Pero… ¡quería hablaros de Psicología! ¿Qué es lo que ha pasado? Me he perdido en digresiones. Es lo que tiene el verano. Ese tiempo de solaz. Deambulamos, incluso mentalmente. No nos compliquemos la vida. En ocasiones el malestar psicológico eclosiona porque estamos tan alterados y tensionados que no dejamos paso al esparcimiento, a la recreación. Te propongo, amigo lector, que olvides tu malestar…. Estas próximas semanas. Si has de recrearte en algo que no sea en las cohortes de pensamientos negativos que por ahí acechan. Déjalos de lado… haz un poco lo que aquí te muestro: abraza a tus amigos, disfruta de la buena lectura, ponte una buena peli, vete de viaje con tu pareja, haz deporte y camina mucho. Disfruta de un buen vino con amigos y no dejes de hacer planes con quienes importan. Disfruta la vida. De tus hijos. Disfruta el Camino. Que sepamos, quizás sea uno solo. ¡Y hay que aprovecharlo!
Alberto Bermejo Psicólogo Especialista en Psicología Clínica
El pasado 18 de enero tuve el placer de presentar mi libro AUTOPSICOLOGÍA Ejercicios y claves para una buena salud mental en los Directos de #SabadellForum que organiza Banco de Sabadell, compartiendo charla con buenos amigos y compañeros. Podéis acceder íntegramente al evento desde aquí mismo.
Son momentos críticos para la salud mental de todos. La dura existencia nos muestra últimamente algunas sombras derivadas de las crisis que padecemos, tanto a nivel sanitario como en el aspecto geopolítico. Mas como siempre os traslado cuando tengo oportunidad: la vida sigue su curso y no debemos claudicar de nuestra felicidad, pese a que la tormenta en ocasiones, dure demasiado.
La diferencia entre el dolor y la incomodidad, frente al gran malestar y el sufrimiento, como abordo en mi libro de AUTOPSICOLOGÍA, se corresponde únicamente con la interpretación y elaboración que hacemos sobre nuestros eventos internos (emociones y pensamientos, mayormente). Hemos de aprender a entenderlos, revisarlos (tomando conciencia de ellos), pero no quedar esclavos de los mismos. El camino del crecimiento personal y la autoorganización cognitiva y emocional debe seguir su curso; hemos de seguir abrazando la fascinante aventura de vivir, aunque de vez en cuando nos llevemos algún que otro disgusto.
De forma que hay que abrir nuestra brújula emocional, si andamos perdidos. Contemplar la vida serenamente y dedicar un tiempo a nosotros, también buscando espacios de silencio, al mirarnos adentro.
La clave más importante de todas, para mejorar nuestra salud mental es el despliegue de nuestra autenticidad. Ser congruentes con nosotros mismos, cuando nos desenvolvemos en la vida y con los demás. No escondernos. Los sabios griegos ya lo apuntaban, como lo leemos en el frontispicio del Templo de Apolo en Delfos “Conócete a ti mismo”. O con el aserto de Píndaro, magnífico: “llega a ser el que eres”. Píndaro, por cierto, fue un poeta lírico de la antigüedad (Grecia), siglo VI a.de C. que gustaba de cantar y escribir loas a los participantes en los Juegos Olímpicos. Esta clave, autenticidad, es extraordinariamente importante porque es hedónica, nos hace sentir bien, y nos vuelve más asertivos ( la “parresia” griega), más capaces de comunicar nuestras opiniones y sentimientos a los demás, sin temor alguno.
Es por tanto indispensable forjar una fidelidad a nuestros valores personales y transmitirlo al comportarnos frente a los demás y al ir jalonando las metas que establecemos en nuestra vida. Esto científicamente se ha comprobado en teorías como la de “disonancia cognitiva” de Festinger. Este psicólogo probó experimentalmente que NO somos capaces de mantener de forma consistente una conducta (sin coste emocional ni personal) que claramente sea incongruente con nuestros principios y valores. Un ejemplo, sabemos que fumar perjudica la salud, y por tanto sería coherente que dejáramos de fumar toda vez que estamos convencidos (casi todos) de ello. Sin embargo, el placer asociado a fumar, y la dificultad para abandonar el hábito hace que nos identifiquemos con creencias alternativas, como: “hay que vivir la vida intensamente, y disfrutar, también fumando… de algo hay que morir” o creencias similares, que hacen así coherente para el fumador el seguir con su adicción tabáquica.
También los psicólogos conocemos sobradamente que el estrés asociado a una falsedad puede ser captado por el polígrafo (que es prueba de sinceridad en algunos países y que tanto vemos en las series yanquis), que detecta cambios en distintas variables psicofisiológicas (ritmo cardíaco, conductancia, presión arterial, etc. ). Quienes llevan una vida falsa, no auténtica, permanecen atrapados con elevadas dosis de ansiedad, y en la mayor parte de los casos, permanentemente.
Seguiré tratando estos temas cuando tenga oportunidad de compartirlos en los foros a los que pueda ser invitado. El próximo encuentro al que todos estáis invitados será en Alicante. Impartiré una charla-coloquio en el Colegio Oficial de Psicólogos de Alicante, titulada: Ejercicios y claves para una buena salud mental. Presentará el acto: Concepción Sánchez, Vicedecana Segunda del Colegio Oficial de Psicólogos de la Comunidad Valenciana, además de una excelente psicóloga, una auténtica “decana” en Alicante.
Hablaremos de Autopsicología, y de mucho más, y podré responder a todas vuestras dudas y consultas.
Tomad nota si os apetece acompañarme. Día y lugar de realización: Jueves 3 de febrero a las 18:30 en Av. General Marvá, 16 – 1ª 03004 ALICANTE.
¿Sois de los que os hacéis nuevos propósitos de cambio vital cada año? De alguna manera nos vemos compelidos a ello, cuando vemos concluir un año y vislumbramos el amanecer de uno nuevo. Somos esencialmente cambio, todo fluye, como dijera el presocrático filósofo Heráclito, nada permanece.
En esta oportunidad, en lugar de los clásicos “apuntarse a un gimnasio”, “cambiar de trabajo”, “adelgazar”, “aprender un idioma”, etc os voy a proponer un decálogo de propuestas seleccionadas de mi libro AUTOPSICOLOGÍA Ejercicios y claves para una buena salud mental. Porque las transformaciones vitales que formuléis serán más potentes si se construyen desde claves de autopsicología que fortifiquen vuestra salud mental. Vamos a ello.
1. Comprométete en buscar una coherencia personal intachable. Las mentiras, las dudas, las indecisiones, las argucias, son caminos confusos que nos alejan de nuestra verdadera naturaleza y nos llevan a la infelicidad. Importan el compromiso y los valores.
2. Vence el miedo. El miedo nos ahoga. Los seres humanos libres han roto las cadenas que les ataban al miedo. El miedo psicológico es una entelequia.
3. Motívate para el cambio comportamental. Revisa tus conductas desajustadas y busca comportamientos alternativos manejando los reforzadores de las conductas equivocadas, tus autoinstrucciones y el autocontrol.
4. Construye un relato con sentido, en busca de significado personal. Nuestra vida se compone de narraciones vitales. Dirige tu narrativa autobiográfica al mejor puerto.
5. Vive positiva-mente y aprende a regular tus emociones. Las emociones (apetitivas y aversivas) representan una experiencia afectiva y adaptativa que informan de la situación y ofrecen una tendencia a la acción. No luches contra ellas. Examínalas, busca información. Las emociones hablan de ti. Conecta especialmente con emociones positivas (un 80% de pensamientos positivos) para vivir más positiva-mente.
6. Fluye. Involúcrate en una experiencia vital óptima. El verdadero sentimiento de felicidad radica en el interior, conectado con la capacidad de concentrar la consciencia desplegando nuestra creatividad de forma activa.
7. Recupera tu primer amor (tú). Recupera tu mejor autoestima. Valórate como ser humano, incondicionalmente, con autoaceptación, seguridad y confianza. Porque te lo mereces. Ante todo, tú.
8. Cultiva buenas relaciones personales. Somos genuinamente sociales y precisamos interactuar con los demás. Necesitamos el contacto, incluso estrecho e íntimo. El concepto que manejamos los psicólogos sobre apoyo social, es relevante para la salud mental global. Recuerda que las habilidades sociales son entrenables.
9. Habitúate a un autodiálogo positivo. Nuestra vida se conduce mediante autoinstrucciones y según cómo nos hablamos a nosotros mismos. Se consciente de tus autoverbalizaciones y modifícalas de ser necesario.
10. Y lo más importante, calma tu mente. La psicopatología se expresa psíquicamente con una ruptura de la serenidad. Practica mindfulness. Sé consciente de tu experiencia personal, sin juzgar y con autoaceptación.
Aquí tienes un buen esqueleto de grandes propósitos para avanzar hacia una mayor autorrealización. Confía en la autopsicología para alcanzar la mejor salud mental. ¡Feliz año amigos!
Informo que el próximo 18 de enero a las 16:00 horas presentaré el libro AUTOPSICOLOGÍA Ejercicios y claves para una buena salud mental en SABADELL FORUM.
Es una presentación virtual, incluyendo una charla sobre salud mental que espero sea de vuestro interés. Inscripciones en este enlace.
AUTOPSICOLOGÍA Ejercicios y claves para una buena salud mental
La Navidad es un tiempo de sabor familiar, una tradición que se retrotrae a tiempos paganos. Aunque para muchos su valor religioso se ha difuminado, yo personalmente sigo apostando por señalar los sentimientos nobles que debería despertar en todos nosotros. Como toda festividad, también tiene un valor simbólico que solemos olvidar.
El verdadero origen histórico la encontramos en las saturnales romanas. En la antigua Roma las familias no adoraban al hijo del Dios cristiano, pero sí a múltiples deidades, a los que ofrecían todo tipo de sacrificios y ofrendas. Y como buenos paganos (esto sí, de Occidente) celebraban la llegada del invierno, el solsticio. Y más al norte la tradición del abeto decorado se pierde en la noche de los tiempos. Roma festejaba “el renacimiento” del año, precisamente, el 25 de diciembre correspondiente al calendario juliano, con fiestas de lo más carnavalescas, en honor del dios Saturno, nada parecido a nuestra tradición religiosa e íntima de la Natividad de Jesúsel Cristo.
En todo caso, la transcendencia simbólica de estas fechas navideñas es de relevancia en nuestra cultura y hemos de abrazarla y no descafeinarla (y no perder nuestras tradiciones -ya está bien de adoptar, por otra parte, tradiciones que no son nuestras-). Y lo más importante en este ciclo es el reencuentro familiar y la solidaridad. Repasando historias de nuestra historia, recuerdo las treguas que soldados fijaron en el frente de la I Guerra Mundial, e incluso en nuestra triste Guerra Civil. Ceses o alto el fuego que supusieron más de un juicio sumarísimo para algunos combatientes, pues no eran aprobados por la oficialidad.
Mas vayamos a nuestro terreno psicológico, revisemos. Después de un año duro, de trabajo, de estrés, de dificultades, para una gran parte de nosotros el reencuentro familiar debiera vivirse de una forma feliz, un modo de compartir lo mejor de cada uno y saber transmitir nuestros mejores deseos a los más cercanos. Sin embargo, para muchos, estos días representan una etapa consumista y quien no goza de grandes recursos puede sentirse más pobre o más solo. ¡Aunque ahora estemos todos algo misérrimos con la inflación, la subida de la tarifa eléctrica y los vaivenes económicos que produce la crisis del COVID19! Aunque pienso que esto último también pasará…. y más pronto que tarde.
¿Sientes acaso que esta época es algo triste para ti? ¿Qué las Navidades te abaten casi por completo?
Algunos sentimientos de soledad o de tristeza asociados a la Navidad pueden estar vinculados a la falta de algunos seres queridos en estas fechas señaladas. Es probable que si vivimos solos o no tenemos familia o amigos cercanos nos sintamos algo huérfanos de calor afectivo. O es probable que estemos abocados a un periodo de desánimo derivado de la época estacional invernal, con pocas horas de calor y sol. El cansancio, o el estrés acumulado durante el año puede ser una pesada losa que llevar a la espalda. O descubrir que cerramos una etapa acabando el año sin ver cumplidas algunas de nuestras expectativas, lo cual nos resultar algo duro de sobrellevar. El estar obligados a ser felices y comer perdices (en Navidad) puede resultarnos del todo estresante, o descubrir que los demás a nuestro alrededor dan saltos de alegría (o que nos lo parezca) y se lanzan a consumir desaforadamente.
Yo te propongo, querido lector, una Navidad mindful. De entrada, que pueda servir para el reencuentro con uno mismo, tanto más si te ves identificado en el párrafo anterior. ¡Pero que sea también una oportunidad para abrirnos a los demás, en especial con los que más queremos! Cuando hablamos de una experiencia mindful, recuerda, hablamos de conexión con uno mismo, buscar la calma mental; atender a los estímulos de nuestro alrededor de forma serena y armónica, y vivir cada instante.
Es un tiempo de reconciliación. Intenta superar algunas batallas intestinas con treguas realistas y llenas de afecto. Si dispones de tiempo, piensa que puedes ser útil y puedes ayudar a otros que necesitan apoyo emocional y moral. Por ejemplo, muchas personas se preocupan de dedicar un tiempo a participar en grupos que dan cenas a personas sin hogar, o a colaborar en la recolección de alimentos para familias más necesitadas. Un total cambio de perspectiva. Es también un período precioso para proponer nuevos planes familiares y hacer propósitos de cara al año nuevo.
Si echas de menos a personas queridas que ya no te acompañan te animo a que prepares algún pequeño homenaje o dedicar estos días a las personas que una vez amamos (y que seguimos amando) que no nos acompañan. ¡Brinda por ellos con un buen vino! Comparte con los que están, recordando a los que una vez estuvieron, en tus reuniones familiares, pero de forma festiva, no triste.
Dedica unos días a organizar un plan valioso, con nuevos propósitos de cambio de cara a fechas venideras. El año nuevo puede ayudarte a cumplir tus sueños, ¿por qué no? Es un tiempo futuro, pleno de misterio, que no sabemos que nos deparará, pero que podemos planificar para organizarnos algo mejor y explorar hacia dónde derivar nuestra energía.
Y, pues sí, tampoco hay que olvidarse. Disfruta de los presentes, de las compras. Y si no te han regalado eso que tanto echas de menos, ¡quiérete tú más que nadie y regálatelo!
Felices fiestas navideñas amigos, y próspero año nuevo para todos.
Alberto Bermejo Psicólogo Especialista en Psicología Clínica
En las últimas presentaciones de mi libro “AUTOPSICOLOGÍA” he hecho hincapié en la importancia de darnos cuenta de la clave de una buena salud mental para conseguir la verdadera autorrealización. Una buena salud mental, que no se consigue exclusivamente ingiriendo psicofármacos de toda condición a los que los españoles son muy dados. El camino de la salud psicológica no te lo va a marcar un médico de cabecera tirando de receta, sino un buen psicólogo clínico que te muestre el camino para vencer el sufrimiento
Contamos con programas de tratamiento que han demostrado su eficacia en un amplio rango de trastornos. En la actualidad, nadie debe resignarse a padecer un trastorno mental o psicológico sin hacer nada para afrontarlo. Hay herramientas y recursos para aliviar el malestar emocional y alcanzar un mayor bienestar psicológico, como muestro en mi libro “AUTOPSICOLOGÍA Ejercicios y claves para una buena salud mental” en Editorial Almuzara.
Es bien cierto que hemos de cuidar el físico, nuestro cuerpo (mens sana in corpore sano, como nos dictó Juvenal en el s. II d.C.) cuando hablo de autopsicología no menciono lo obvio: la importancia de un buen alimento, el ejercicio físico y los cuidados del cuerpo, deteniéndome más en los aspectos psicológicos, que es lo que yo manejo esencialmente. Porque la salud mental es un requisito necesario para la felicidad. ¿Y qué consideramos salud mental?.
Es algo más que la ausencia de trastornos mentales. Es un componente integral y esencial de la salud. Es un estado de bienestar generalizado, que nos permite afrontar los retos de la vida y contribuir de forma proactiva a las demandas de la comunidad. Está en nuestra mano procurarla, aumentar nuestro bienestar y desarrollar estilos de comportamiento saludables, dado que contamos con herramientas para aliviar el malestar emocional. El poeta lírico del s.V a.C. Píndaro nos instaba, inteligentemente: “Llega a ser el que eres”.
Cambiar nuestra forma de pensar, sentir y actuar es posible, aunque suponga un esfuerzo. También lo es afrontar las dificultades de la vida de un modo más saludable. No se trata de convertirnos en otras personas, sino de potenciar aquellos recursos que ya poseemos y de eliminar patrones de funcionamiento que nos perjudican. Necesitamos esa brújula emocional para llevar a buen puerto la nao con la que nos conducimos en nuestra existencia, pese al temporal y los accidentes meteorológicos con los que nos podemos topar. ¿Qué borrascas nos encontramos en nuestro camino y que nos impiden conducirnos con autoeficacia?
Como ejercicio, querido lector, te invito a que te detengas unos instantes a reflexionar y averiguar qué factores personales y no personales (solo algunos) te alejan de la felicidad y de la salud mental. Anótalos en un cuaderno, para ocuparte de ellos llegado el momento. Sin pretender ser exhaustivo, vamos a revisar tentativamente algunos de ellos:
Los problemas de la vida. En buena parte, acuciantes. Y también inevitables. No conozco a ser humano que no tenga problemas. Considero que la vida es un don que se nos ofrece para aprender a resolverlos. Todos los problemas podemos superarlos, excepto uno: el óbito.
Los problemas de conducta. Nos animaba Pitágoras a seguir la conducta más excelente, al objeto de deleitarnos con ella. Si elegimos siempre el camino fácil alejándonos de la responsabilidad no seremos auténticamente libres. Buscar la ruta más cómoda nos predestinará a la vivencia insulsa.
Ruido mental e intrusiones cognitivas. La mente nos juega malas pasadas. Hay que aprender a tomar distancia. Imagina que eres tu propio hogar, tu casa. Allí puedes tener muebles nuevos, viejos, feos, estropeados…. (los pensamientos). Pero la casa eres tú, los muebles son los actos puntuales, los pensamientos. Lo que tiene verdadero valor es tu hogar. Eres tú.
Tensión emocional. Vivimos en un tiempo en que desconfiamos de nuestras emociones. Craso error. Las emociones importan. Hay que aceptarlas para saber lo que nos pasa. La mayor parte de nuestras tensiones emocionales proceden de emociones no aceptadas o ignoradas. ¿Sabrías reconocerlas?
Los problemas de relación personal. Somos seres sociales. Necesitamos interactuar con el otro y hacerlo de forma óptima para maximizar el éxito en pos de la asertividad. Karl Wilhlm Von Humboldt afirmaba que en el fondo son las relaciones con las personas lo que da sentido a la vida.
Los miedos y la ansiedad. La negación de la realidad. El cantautor Facundo Cabral nos dijo: “libérate de la ansiedad, piensa que lo que debe ser, será, y sucederá naturalmente”
Carencia de autoestima. Que descansa en un completo error. Cuando hablo con mis pacientes (afectados) establecen que “no se gustan”. Mas yo les digo que la clave no es ésta. No se trata de gustarnos; se trata sencillamente de QUERERNOS. Amarnos. Como amaríamos a un ser querido. Decía Nietsche: “Yo digo: ámate a ti mismo, así te amarán también los demás”.
Buscar la salud mental, como afirmo en la introducción de mi libro, no es un camino siempre fácil. La puerta de entrada al crecimiento y el bienestar conlleva responsabilidad y compromiso, para encontrar la forma de autoorganizarte mejor cognitiva y emocionalmente.
Ahora en Navidad, si no has pensado en otro regalo para la persona que más quieres (incluso si lo fueras tú), no lo dudes. Regala salud mental. Regala o regálate: “AUTOPSICOLOGÍA, Ejercicios y claves para una buena salud mental” Editorial Almuzara, en las mejores librerías.
Alberto Bermejo Psicólogo Especialista en Psicología Clínica
La cantante Isabela Souza se marca una inspirada primera estrofa sugerente en su melodiosa canción “Sentirse bien”:
“Abre bien tu mente
Y vuela sin mirar atrás
Para ser consciente
Mira con los ojos de tu corazón”
Con la que estoy mucho más de acuerdo que con el resto de la canción que se torna más romántica y popular, pero me da pie para reflexionar brevemente sobre el bienestar corporal y psicológico o sentirse bien, un elemento fundamental en nuestras vidas cuando vamos cumpliendo años y el cuerpo no responde como en nuestra recordada juventud.
Me seduce mucho más la propuesta de Thich Nhat Hanh, el padre del Mindfulness: “Camina como si estuvieras besando la tierra con tus pies”. Qué hermoso, con qué sencillez nos alerta sobre la poca atención que ponemos en nuestro presente, en nuestras sensaciones.
Juvenal nos exhortó: «Mens sana in corpore sano». Inevitable e inexorablemente el tiempo nos va alanceando a cada poco, hiriéndonos en nuestro físico y también en nuestra autoestima. Nos miramos al espejo y nos parece que no somos los mismos. Nuestras bisagras corporales chirrían, sentimos un dolor aquí, una sensación extraña allá… queremos el físico de nuestra veintena sin renunciar a nuestra madurez cerebral y cognitiva: una mala gestión de estas sensaciones conducen al diván, lo sabemos. Ya que en esta vida hemos de aceptar, consentir y celebrar el cumplir años, para seguir sintiéndonos bien al menos psicológicamente.
Es de todo punto importante mantenernos con buena salud, practicando ejercicio regularmente y abriendo solo la boca a alimentos lo menos procesado posibles. Esto alargará nuestra vida.
Desde un punto de vista biológico, el bienestar corporal está relacionado con el sentido interoceptivo, el menos conocido de nuestros sentidos, particularmente visceral. Es indispensable un aprendizaje de procesamiento sensorial y acostumbrarnos a escuchar sin alertarnos, al propio cuerpo. Porque contamos con receptores sensoriales en músculos y articulaciones, pudiendo ser conscientes de nuestros movimientos y sensaciones. Estos receptores los tenemos también en la piel y en nuestros órganos (en casi todos los inervados por el sistema vasovagal), y la información derivada regula decenas de funciones vitales. Alguno de estos informes tienen un reflejo cognitivo que podemos llegar a captar si contamos con la suficiente sensibilidad, y dejará su impronta a nivel emocional. El control de nuestra interocepción reside en la corteza insular, sita en el lóbulo temporal, que es la verdadera chivata sobre si nos sentimos bien o no tan bien.
Una parte de la sabiduría de estar presente y consciente, reside también en saber escuchar a nuestra maquinaria corporal y sentirnos bien con ella. Y fundamentalmente, aprender aprehendiendo.
Siempre me gusta proponeros algunos ejercicios. En este caso, indispensable es establecer una rutina de entrenamiento mindfulness, orientado a mirar dentro, a la autoobservación, siempre que ello no derive en una exacerbación de síntomas de otro trastorno psicológico.
En mi libro de próxima publicación propongo un ejercicio específico orientado a ser plenamente consciente de nuestra percepción sensorial, que podré compartirlo más adelante.
Pero qué duda cabe que esta reflexión debe servirnos para decidir cada día estar más atento a qué pasa dentro de nosotros, sin juzgarlo. Sólo mirar y sentir. Si vamos cumpliendo años seguramente percibiremos algunas sensaciones algo distorsionadas, lo que no deja de ser completamente normal y no debe asustarnos. La clave está en buscar el modo de sentirnos bien, lo mejor posible, en cada momento. Sin estridencias, sin atajos, sin sustancias tóxicas, quizás viviendo lánguidamente.
Habría mucho que hablar, pero no tenemos tanto espacio.
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