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CRISIS, What crisis? Breves consideraciones desde la psicología

CRISIS, What crisis? Breves consideraciones desde la psicología

Que nos adentramos en una crisis de importantes dimensiones nadie lo pone en duda. Las consecuencias derivadas de la crisis del coronavirus COVID19 repercutirán en la manera en que nos organizamos social y económicamente. Muchos de nuestros ciudadanos han perdido su empleo o pueden perderlo en próximos meses. Lo que ahora preocupa y mucho a todos es conocer cuándo saldremos de ésta; primero la salud, pero también nuestro modo de vida. No soy un experto economista, aunque sí tengo nociones sobre esta confusa disciplina, desde la cual difícilmente se puede pronosticar  o vaticinar nada importante y sin embargo es bien fácil explicar lo que pasa (en Economía) a toro pasado.

¿Qué podemos encontrar en común en la Psicología y la Economía?. Pues bastante. Incluso en la Psicología disponemos de un área de trabajo, cual es “Psicología Económica” como un buen ejemplo es este artículo del Colegio Oficial de Psicólogos de Cataluña. De hecho en 2002 un psicólogo experto, Daniel Kahneman,  obtuvo el Premio Nobel en Economía, por su contribución  a la comprensión de la respuesta humana ante situaciones de riesgo e incertidumbre relacionados con las financias y la economía.

Los humanos somos en general bastante más irracionales de lo que pensamos. Nos movemos a menudo en base a razonamientos emocionales.  La manera en que manejamos nuestros procesos cognitivos de percepción y evaluación del entorno, en el caso que nos ocupa, económico, es muy peculiar.  Un ejemplo: solemos asumir más riesgos para evitar perder algo, que para obtener una ganancia de esa misma cantidad; percibimos  la pérdida como mayor, que la misma ganancia, y no sólo en términos económicos, también en cuestión de roles, confort, privilegios, etc.

¿En qué erramos? En nuestra percepción del riesgo, la inevitable presencia de incertidumbre, no disponer de información fiable.  En suma, a menudo, tendemos a pensar de forma más emocional que racional. Esto es lo que prueban las distintas investigaciones que se realizan en el marco de esta moderna disciplina.

¿Qué consecuencias psicológicas puede acarrear una crisis económica?. En el Gabinete de Psicología EIDOS,  hemos recibido consultas de pacientes con trastornos de depresión, ansiedad, etc., que realmente escondían problemas relacionados con distintas situaciones de malestar ante distinas crisis a lo largo de los años. Hablamos de pérdidas de empleo, pérdidas económicas, cierres de empresa, etc. En estos casos han de calificarse normalmente estos problemas como trastornos de adaptación (no obstante habría que identificar cada caso), y no depresiones o trastornos de ansiedad en sí mismos. Bajo situaciones como las que vivimos las personas pueden desmoronarse psicológicamente: es inevitable que nuestra calidad de vida cambie (para todos) tras lo que estamos pasando; la “sociedad del bienestar” es un concepto más político y social que real en la esfera de los hombres (¿qué porcentaje de humanos en el mundo viven verdaderamente en un “estado del bienestar”?). En situaciones de crisis la rabia, la tristeza, el enfado, están a flor de piel; también los sentimientos de injusticia, las reacciones de pánico y angustia, los problemas de ajuste, los problemas interpersonales, la negación de la realidad, … son problemas que más presentan nuestros pacientes.

En estos días tan complicados es importante hacer valer nuestra capacidad de afrontar nuestros miedos; de ser capaces de demostrar agilidad, valentía, ingenio, para resolver los problemas económicos. Buscar información, fundamentalmente objetiva, para encontrar oportunidades; analizando concienzudamente los datos, evaluándolos siguiendo alguna estrategia de solución de problemas  (de mejora de empleo, de encontrar un nuevo trabajo, de trasladarnos a una nueva ciudad, para crear una empresa…), teniendo bien presente la recuperación del control de nuestra vida, y de nuestro autocontrol.

Con agudeza, con inteligencia y poniendo el interés necesario, conseguiremos salir adelante y aprovechar mejor nuestras oportunidades.

Alberto Bermejo

Psicólogo clínico

Gabinete de Psicología Eidos (Alicante)

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¿Inconsciente o procesos inconscientes?

¿Inconsciente o procesos inconscientes?

Afirmaba Platón que caballos alados tiran al mismo tiempo del carruaje del alma, en dos direcciones opuestas, que configuraban dos pulsiones contrarias: una que aspira a lo divino mientras la otra lo arrastra a los poderes obscuros de la carne, pulsiones sitas en un territorio asociado a lo que posteriormente se llamaría inconsciente.

Fue en el siglo XVII cuando Leibniz escribió sobre “pequeñas percepciones de las que no tenemos ninguna conciencia”. En el siglo XIX el Romanticismo evidenció “los reinos crepusculares de la conciencia” (Coleridge); Goethe identificaba “el más allá del psiquismo” y Woodworth mencionó “los secretos rincones del corazón y de las sombras espirituales donde el sol nunca penetra”.

Gustav Carus, ya en 1850, escribiría un libro titulado Das Unbewusste” (El inconsciente). Y en aquellos años otro autor, Von Hartmann escribiría “La filosofía del inconsciente”, con ideas inspiradas en Nietzsche y Schopenhauer.

De forma que Freud mal que le pese a algunos psicoanalistas, no inventó ni el término ni el concepto, aun discutido, de una psique de las profundidades, inaccesible a la conciencia. Si bien es cierto que Sigmund Freud a principios del siglo XX supo poner cierto orden conceptual sugiriendo la existencia de la represión (representación afectivamente insoportable), determinados mecanismos de defensa, y el proceso de la angustia y sus síntomas.

A la luz de los descubrimientos científicos actuales, la Psicología y la Neurología han descubierto determinadas bases neurales sobre las que asentar determinados “inconscientes” o “procesos inconscientes”.

Una huella sensorial, una experiencia de la vida, puede dejar una impronta sin recuerdo consciente (inconsciente cognitivo). Si el recuerdo tiene cierta carga traumática o si se muestra indeseable para el individuo, puede tornarse “reprimido” u “oculto”, afectando o no al devenir de nuestras experiencias psicológicas y personales.

He tenido oportunidad de tratar a pacientes que procesaban sus emociones muy pobremente y que me indicaron  que hechos traumáticos en su infancia/adolescencia fueron los causantes de una voluntaria restricción emocional para sobrevivir psicológicamente en determinadas circunstancias. Pulsiones de carácter insconsciente mantenían los procesos de control y salvaguardia psicológicos.

Múltiples funciones psicológicas y psicofisiológicas, operan de forma automática sin mediar control consciente.

En el inconsciente cognitivo, uno no sabe que sabe; podemos enterarnos de algo sin saber que nos hemos percatado y respondemos a ello sin darnos cuenta. ¡Hasta los amnésicos pueden aprender de forma insconsciente aun cuando estimen que no han aprendido nada!.

Algunas de estos procesos los encuentro presentes cuando formulo   a mis pacientes y les propongo instrucciones posthipnóticas: los pacientes se ven compelidos a responder como les sugiero (levantar y dar unas palmadas, tocar a un compañero alejado de su mesa, etc.), y al ser preguntados formulan explicaciones peregrinas para justificar su comportamiento.

Desde un punto de vista cognitivo, podríamos definir el inconsciente como el sistema compuesto por el conjunto de contenidos, actividades y procesos cognitivos propios del organismo que son relevantes para explicar su funcionamiento tanto interno como externo, pero de los que no puede dar cuenta por carecer de una vivencia subjetiva clara de los mismos.

Muchos de mis pacientes con ansiedad, o depresión, a menudo se muestran esquivos y preocupados respecto a determinados contenidos de su conciencia que supuestamente surgen a partir de determinados procesos inconscientes. Yo me apresuro a darles una explicación en profundidad sobre tales pensamientos enojosos, haciéndoles ver que una alternativa inteligente frente a los mismos es operar inteligentemente mostrando con algunas técnicas y herramientas, cierta distancia psicológica frente a tales pensamientos.

No podemos negar la existencia de tales procesos inconscientes pues. La psicología cognitiva actual ha arrojado luz al respecto. Conocerlos mejor ayudará a una vida más integrada y feliz, y menos recursiva psicológicamente. Tenga  en cuenta el lector, con todo lo que ha avanzado la Psicología Científica actualmente, lo que sí podemos determinar (aunque no les guste oirlo a los psicoanalistas) sin ningún género de dudas que el «subconsciente» como  «territorio psicológico o mental» no existe en absoluto; al menos, su evidencia científica es inexistente..

Alberto Bermejo 

Gabinete de Psicología EIDOS

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