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Autopsicología y  Salud mental

Autopsicología y Salud mental

En las últimas presentaciones de mi libro “AUTOPSICOLOGÍA” he hecho hincapié en la importancia de darnos cuenta de la clave de una buena salud mental para conseguir la verdadera autorrealización. Una buena salud mental, que no se consigue exclusivamente ingiriendo psicofármacos de toda condición a los que los españoles son muy dados. El camino de la salud psicológica no te lo va a marcar un médico de cabecera tirando de receta, sino un buen psicólogo clínico  que te muestre el camino para vencer el sufrimiento

Contamos con programas de tratamiento que han demostrado su eficacia en un amplio rango de trastornos. En la actualidad, nadie debe resignarse a padecer un trastorno mental o psicológico sin hacer nada para afrontarlo. Hay herramientas y recursos para aliviar el malestar emocional y alcanzar un mayor bienestar psicológico, como muestro en mi libro “AUTOPSICOLOGÍA Ejercicios y claves para una buena salud mental” en Editorial Almuzara.

Es bien cierto que hemos de cuidar el físico, nuestro cuerpo (mens sana in corpore sano, como nos dictó Juvenal en el s. II d.C.)  cuando hablo de autopsicología no menciono lo obvio: la importancia de un buen alimento, el ejercicio físico y los cuidados del cuerpo, deteniéndome más en los aspectos psicológicos, que es lo que yo manejo esencialmente. Porque la salud mental es un requisito necesario para la felicidad.  ¿Y qué consideramos salud mental?.

Es algo más que la ausencia de trastornos mentales. Es un componente integral y esencial de la salud. Es un estado de bienestar generalizado, que nos permite afrontar los retos de la vida y contribuir de forma proactiva a las demandas de la comunidad. Está en nuestra mano procurarla, aumentar nuestro bienestar y desarrollar estilos de comportamiento saludables, dado que contamos con herramientas para aliviar el malestar emocional.  El poeta lírico del s.V a.C. Píndaro nos instaba, inteligentemente: “Llega a ser el que eres”.

Cambiar nuestra forma de pensar, sentir y actuar es posible, aunque suponga un esfuerzo. También lo es afrontar las dificultades de la vida de un modo más saludable. No se trata de convertirnos en otras personas, sino de potenciar aquellos recursos que ya poseemos y de eliminar patrones de funcionamiento que nos perjudican.  Necesitamos esa brújula emocional para llevar a buen puerto la nao con la que nos conducimos en nuestra existencia, pese al temporal y los accidentes meteorológicos con los que nos podemos topar. ¿Qué borrascas nos encontramos en nuestro camino y que nos impiden conducirnos con autoeficacia?

Como ejercicio, querido lector, te invito a que te detengas unos instantes a reflexionar y averiguar qué factores personales y no personales (solo algunos) te alejan de la felicidad y de la salud mental. Anótalos en un cuaderno, para ocuparte de ellos llegado el momento. Sin pretender ser exhaustivo, vamos a revisar tentativamente algunos de ellos:

  1. Los problemas de la vida. En buena parte, acuciantes. Y también inevitables. No conozco a ser humano que no tenga problemas. Considero que la vida es un don que se nos ofrece para aprender a resolverlos. Todos los problemas podemos superarlos, excepto uno: el óbito.
  2. Los problemas de conducta. Nos animaba Pitágoras a seguir la conducta más excelente, al objeto de deleitarnos con ella. Si elegimos siempre el camino fácil alejándonos de la responsabilidad no seremos auténticamente libres. Buscar la ruta más cómoda nos predestinará a la vivencia insulsa.
  3. Ruido mental e intrusiones cognitivas. La mente nos juega malas pasadas. Hay que aprender a tomar distancia. Imagina que eres tu propio hogar, tu casa. Allí puedes tener muebles nuevos, viejos, feos, estropeados…. (los pensamientos). Pero la casa eres tú, los muebles son los actos puntuales, los pensamientos. Lo que tiene verdadero valor es tu hogar. Eres tú.
  4. Tensión emocional. Vivimos en un tiempo en que desconfiamos de nuestras emociones. Craso error. Las emociones importan. Hay que aceptarlas para saber lo que nos pasa. La mayor parte de nuestras tensiones emocionales proceden de emociones no aceptadas o ignoradas. ¿Sabrías reconocerlas?
  5. Los problemas de relación personal. Somos seres sociales. Necesitamos interactuar con el otro y hacerlo de forma óptima para maximizar el éxito en pos de la asertividad. Karl Wilhlm Von Humboldt afirmaba que en el fondo son las relaciones con las personas lo que da sentido a la vida.
  6. Los miedos y la ansiedad. La negación de la realidad. El cantautor Facundo Cabral nos dijo: “libérate de la ansiedad, piensa que lo que debe ser, será, y sucederá naturalmente”
  7. Carencia de autoestima. Que descansa en un completo error. Cuando hablo con mis pacientes (afectados) establecen que “no se gustan”. Mas yo les digo que la clave no es ésta. No se trata de gustarnos; se trata sencillamente de QUERERNOS. Amarnos. Como amaríamos a un ser querido. Decía Nietsche: “Yo digo: ámate a ti mismo, así te amarán también los demás”.

Buscar la salud mental, como afirmo en la introducción de mi libro, no es un camino siempre fácil. La puerta de entrada al crecimiento y el bienestar conlleva responsabilidad y compromiso, para encontrar la forma de autoorganizarte mejor cognitiva y emocionalmente.

Ahora en Navidad, si no has pensado en otro regalo para la persona que más quieres (incluso si lo fueras tú), no lo dudes. Regala salud mental. Regala o regálate: “AUTOPSICOLOGÍA, Ejercicios y claves para una buena salud mental” Editorial Almuzara, en las mejores librerías.

 

Alberto Bermejo
Psicólogo Especialista en Psicología Clínica

Gabinete de Psicología Eidos (Alicante)

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Nuevas adicciones

Nuevas adicciones

Somos seres potencialmente adictos. Podemos generar una adicción frente a cualquier sustancia, elemento tecnológico, objeto cultural o aspecto vital.  En nuestra naturaleza hay algo que nos hace poder quedar seducidos por una sustancia o un objeto; y por qué no, también por una persona. ¿Es el amor una adicción?. Los psicólogos conocemos todos los problemas derivados de una dependencia emocional. Esto da mucho de sí, pero hoy me centraré en las adicciones tecnológicas, sin por supuesto pretender ser exhaustivo.

Claro que en ningún caso conviene que nos equivoquemos. Debemos diferenciar bien lo que es una adicción de un uso abusivo o compulsivo o poco razonable, que generando algunos inconvenientes (algunos importantes), no prefigura un gran daño en el entorno del individuo o para sí mismo y por lo tanto no debe considerarse una adicción.

Yo siempre transmito a mis pacientes y a mis lectores la importancia de fomentar las adicciones positivas; la adicción a la vida, fundamentalmente. De la misma manera que podemos caer en las garras del alcoholismo o en la drogadicción o en cualquier otra nefasta adicción, podemos cultivar las adicciones positivas. De hecho, en toda terapia de rehabilitación es imprescindible incluir una programación de actividades y la inserción de nuevas habilidades,  estrategias, conductas,  en el adicto que desea superar su problema.

No negaré en este momento mi pasión por las nuevas tecnologías y mi fascinación por el Iphone y el mundo maquero (¿debería ponerme en tratamiento? (carita sonriente) ), pero sí que es cierto que los smartphones y su repercusión en sus usuarios ha concitado el interés de todos los que nos dedicamos a la psicología clínica. Un estudio llevado a cabo por la National Sleep Foundation (NSF) estadounidense afirma que la calidad del sueño se ve seriamente perjudicada por el uso de la tecnología (no sólo móviles, sino cualquier tipo de gadgets). La calidad y cantidad de sueño cae de forma importante entre los que se manejan con algunos de estos gadgets antes de dormir.

No obstante rompo una lanza por el mundo de la tecnología que nos ha mantenido a todos muy a salvo en estos tiempos de coronavirus COVID-19. Hemos mantener una comunicación eficaz entre nosotros, con nuestros amigos y familiares, durante nuestro confinamiento. Soy un gran valedor de la tecnología. Nos va a cambiar totalmente el mundo que conocemos.

Según otra publicación publicada en Telegraph un alto porcentaje de británicos (alrededor del 60%) aseguran cenar delante de su portátil o computadora. ¿Nos estamos pasando?

Yo entiendo que en la mayoría de los casos hablaríamos de un uso excesivo de estos gadgets, antes que puramente adicción. Ya que cuando estimamos un uso patológico (adictivo) de estos móviles o herramientas similares, encontramos en la persona afectada una ansiedad compulsiva, por estar siempre conectado, resentimiento de las relaciones interpersonales, laborales y sociales, preocupación excesiva, cambios en el estado de ánimo, etc.  Aspectos de la personalidad como la no aceptación de la propia imagen, la baja autoestima, la inseguridad, el desafecto emocional, puede hacer que incremente el riesgo de caer en este tipo de adicciones tecnológicas.

Así que bien sea nosotros mismos, bien nuestros hijos, hemos de establecer límites adecuados en el uso de estos gadgets tecnológicos. Para que en ningún caso nos sintamos controlados por ellos, sino que inteligentemente seamos nosotros los que los empleemos adecuadamente a mayor gloria de esta vida tecnológica en la que nos ha tocado vivir.

Y por cierto… ¿Te consideras una persona adictiva?

 

Alberto Bermejo

Psicólogo clínico

Gabinete de Psicología Eidos (Alicante)

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