Llegado a este punto y tras la lectura de mis anteriores artículos, habrás conseguido rebajar algunos kilos tu masa corporal. De no ser así, no te preocupes que aquí te ofrezco nuevas ideas y propuestas para seguir trabajando en ello. Si los cambios no han sido importantes, no desesperes. Nos queda este último capítulo. Vamos a utilizar nuestra capacidad de manejar autoverbalizaciones y metáforas asociadas a bajar de peso mediante estrategias basadas en hipnosis clínica y autohipnosis.
Ante todo, asegúrate de no padecer ningún trastorno de la alimentación. Inicialmente me detendré en subrayar algunas distorsiones presentes en los trastornos alimentarios. Es habitual que los pacientes obesos, bulímicos, anoréxicos o con adicción a la comida presenten algún tipo de pensamiento dicotómico. Que observen su problema en categorías opuestas o absolutas; ejemplo: “si logro mantenerme delgada, estaré estupenda”. O que acostumbren a encontrar significados personales, sin ningún tipo de evidencia: “todos mis amigos se han dado cuenta lo gordo que estoy”. O bien que extraigan conclusiones globales de situaciones particulares: “me he sentido muy bien porque me han indicado que estaba muy delgada”. O que tiendan a la exageración: “He cogido un kilo esta semana, como siga así no cabré por la puerta”. O cometer errores a la hora de sacar conclusiones arbitrarias.
Si te identificas en exceso con este tipo de errores cognitivos sobre la naturaleza de tu problema, no lo dudes y visita a su psicólogo. Te ayudará. Una hipnosis realizada por un profesional acreditado, médico o psicólogo, es la mejor manera de emplear procedimientos hipnosugestivos con problemas de alimentación. El psicólogo puede enseñarte a programar ejercicios de autohipnosis en tu propia casa. Un procedimiento básico de autohipnosis que puedo recomendarte para realizar en tu propio domicilio es el que paso a describir básicamente a continuación.
Sitúate en un lugar cómodo y apartado de cualquier distracción. Echado sobre un cómodo sofá o en tu propia cama. Disponte a orientar tus pensamientos hacia una relajación completa (puedes emplear cualquier ejercicio que conozcas), bien utilizando procedimientos físicos o procedimientos más cognitivos. Alcanzado un nivel de relajación aceptable, y con los ojos cerrados, concentra tu atención en el centro de tu frente. También puedes realizar el ejercicio iniciándolo con tus ojos abiertos y percibiendo que progresivamente vas percibiendo un peso constante que finalmente obliga a cerrar tus párpados. Manteniendo dicha concentración déjate llevar por un apacible estado de bienestar y paz y sumérjete en un estado de relajación mental profundo.
A continuación, lo que has de hacer es incluir diversas sugestiones o visualizaciones apropiadas para los objetivos que tienes marcados. Puedes mediante sugestiones y señales poshipnóticas (instrucciones que te das a ti mismo mentalmente que se materializarán al finalizar el ejercicio y en momentos concretos relacionados con los alimentos, como por ejemplo: “cuando visite el supermercado, exclusivamente compraré los alimentos marcados en mi lista”) puedes modificar el tipo de alimentos consumidos. Puedes asimismo convertir el deseo compulsivo de comer, en un impulso para realizar una actividad diferente, como hacer ejercicio físico, realizar determinadas tareas, etc.. Mediante autohipnosis puede sugerirte un consumo moderado, controlado de alimentos, en lugar del consumo compulsivo (si éste es tu caso).
Algunas autoverbalizaciones directas que también puedes emplear en el ejercicio son las siguientes:
“Evitaré los alimentos prohibidos… tendré la fuerza y la habilidad necesarias…. me mantendré firme en la dieta establecida…”
“Antes de comer, tomaré conciencia de mi cuerpo, del respeto que le profeso… tomaré conciencia del momento, voy a alimentarme comiendo sólo lo suficiente… mi cuerpo no necesita más…”
“Con las porciones más pequeñas que me sirva, obtendré todo el placer y satisfacción que necesito cada día”.
“Los alimentos bajos en calorías son sabrosos, ligeros, agradables… me gusta consumirlos”.
Puedes emplear sugestiones de fortaleza personal, de habilidad para confiar y creer en tu capacidad para seguir un programa o una dieta determinada. Puedes visualizar también tu propio cuerpo en el peso adecuado, o preparando y comiendo alimentos de bajo contenido calórico o realizando conductas alimenticias saludables.
Para finalizar este post, te dejo con esta agradable visualización propuesta por el psicólogo Irving Kirsch que me parece particularmente sugestiva: “Me imagino frente al espejo y me observo en él. Este no es un espejo usual, es el espejo del futuro… el futuro que voy a hacer realidad ahora. Me veo a mí mismo adelgazando delante del espejo… más y más delgado, los kilos desaparecen como la nieve en un día soleado de primavera… ahora he alcanzado mi peso ideal y puedo verme a mí mismo en el peso del futuro… y puedo sentirme feliz de haber conseguido mi objetivo”.
Y recuerda, programa tu reducción de peso para llevarla a cabo en varios meses. Las reducciones de peso lentas, son las más exitosas. La probabilidad de rebotes o recaídas será limitada.
Alberto Bermejo
Psicólogo clínico
Gabinete de Psicología Eidos (Alicante)
www.psicologos.eu
Síguenos en nuestras Redes Sociales
Facebook: https://es-es.facebook.com/GabineteEidos/
Twitter: https://twitter.com/gabinete_eidos