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“Yo he salido de Heliópolis con los Grandes de los Templos, los que guardan los medios de protección, los Señores de la Eternidad, así mismo, yo he salido de Saïs, con la Madre de los dioses; ellos me han dado sus medios de protección; yo tengo las fórmulas que ha creado el Señor del Universo, para alejar la acción causada por un dios, o una diosa, por un muerto, o una muerta… y así sucesivamente […] yo poseo las palabras para castigar al Calumniador […]. Yo pertenezco a Ra. ”

Papiro Ebers (1837-1898 a. C.), antiguo Egipto. Reino Medio

Comienzo en esta ocasión mi artículo con esta fórmula extraída del famoso Papiro Ebers (Antiguo Egipto), un ancestral tratado médico que fue descubierto por Edwin Smith en 1862 y adquirido por Georg Ebers, quien lo tradujo. En este documento se describe con todo detalle una sesión de hipnosis en un Templo del Sueño. Los adivinos egipcios dominaban las técnicas hipnóticas y conseguían llevar a los sujetos a profundos estados de trance o sueño hipnótico.

Más allá de subrayar la importancia de la hipnosis clínica en terapia psicológica, de lo cual ya hablaremos extensamente en otra oportunidad, hoy desearía destacar la clave de Autopsicología relativa a la generación de autodiálogos positivos, que no en vano, podemos emparentar con formulaciones que conectan con el poder de las hipnosugestiones.

Como psicólogo clínico me preocupan extraordinariamente los diálogos que los pacientes mantienen consigo mismos. Sin duda alguna, sus contenidos, su mensaje, está dramáticamente vinculado con sus emociones y su experiencia psicológica interior. El poder del autodiálogo en la consolidación del malestar psicológico, y en correspondencia, en su disipación, es colosal. Si todos fuéramos conscientes de la importancia de lo que nos decimos a nosotros mismos tendríamos mucho cuidado en tomar conciencia de que el cambio psicológico implica un cambio en nuestras autoverbalizaciones.

Si pasamos nuestra vida echando por tierra cada uno de nuestros gestos vitales, si nos maldecimos constantemente, si solo dibujamos futuros de pesadilla… si somos incapaces de enarbolar la bandera de nuestra autoestima al menos cada vez que abrazamos el éxito, o cuando amamos, si no añadimos en ese momento bellas palabras de autocompasión, de autoagradecimiento, si no nos referimos a nosotros mismos con los mejores términos y vocablos que podamos imaginar… nos sumergiremos en el dolor y el malestar psicológicos.

¡Y es que nuestro cerebro se cree todo lo que nos decimos! Aquí radica el poder de la autosugestión, del autodiálogo. Si sufres en este momento dolor, pregúntate, ¿Cómo me estoy hablando a mí mismo? Merece la pena ejercitarse en modificar estos patrones de interacción verbal para que desde ahora mismo nos respetemos y nos premiemos verbalmente por todo lo que hacemos bien, y por la fuerza vital que ponemos en cada momento de nuestras vidas.

La sugestión, la autosugestión, tiene que ver con influencia, con la capacidad de influir sobre los demás y al mismo tiempo de ser influidos por otros. Esto está vinculado a un determinado tipo de procesamiento cerebral automático, sin mediar análisis crítico o riguroso. Los problemas psicológicos se mantienen fundamentalmente por autoverbalizaciones disfuncionales (negativas), que interfieren en la evolución positiva del conflicto psicológico.

Al mismo tiempo es fundamental adquirir estrategias orientadas a modificar nuestra comunicación personal (interior) para fomentar un espacio mental de calma y tranquilidad y que nos ayude a distanciarnos del trastorno y reducir de este modo el estrés y nuestras preocupaciones.

Compartiendo claves de Autopsicología: AUTENTICIDAD

En mi libro dedico todo un capítulo a estas claves y reflexiones. Y además, salpico de ejercicios hipnosugestivos el resto de apartados. Aprende a autosugestionarte (¡mira cómo los deportistas de éxito se hablan a sí mismos haciendo algún gesto arrogante, para darse ánimos!) utilizando mensajes constructivos y de poder. Elimina los mensajes negativos y desafiantes, o pensamientos irracionales que vuelcas en tu interior.

Te propongo para ir terminando uno de los ejercicios (lo he adaptado un poco) que puedes encontrar en mi libro Autopsicología Ejercicios y claves para una buena salud mental.

Revisa tus pensamientos disfuncionales recurrentes y cualesquiera otros pensamientos automáticos que te generen una gran preocupación. Podrían ser: “me siento deprimido, no valgo para nada” o “tengo un aspecto que da pena verme”. Si te fijas, este tipo de autoafirmaciones son disparatadas y difícilmente pueden corresponderse con la realidad. Siéntate un momento en un lugar donde no te molesten. Cierra tus ojos y da la vuelta a estos pensamientos, convenciéndote de que el cambio lo tienes en la palma de tus manos, habla contigo mismo e imagina (son solo ejemplos, puedes adaptarlos a tu monólogo interior): “la tristeza o la alegría también dependen de lo que yo haga en cada momento, voy a mostrarme más alegre, más activo…. ¿y mi aspecto? Voy a buscar en mi armario y ponerme la ropa más bonita…. Y saldré a la calle a sentir la vida cerca de mí…” o similares.  ¡Ya verás como tu estado de ánimo cambia ostensiblemente!

Alberto Bermejo
Psicólogo Especialista en Psicología Clínica

Gabinete de Psicología Eidos (Alicante)

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