El ordenador, las tablets y los smartphones están sustituyendo a habilidades importantes en multitud de gestiones diarias. Nos encontramos actualmente con una gran dispersión en la atención que prestamos a nuestro alrededor y expuestos a un gran número de estímulos, fundamentalmente por la presión que ejerce la tecnología sobre nosotros.
Estas y otras ideas se desarrollan en el libro Distracción. La erosión de la atención y la era oscura que viene. Enlazamos a una entrevista en dinero.com
La autora, Maggie Jackson opina que hemos perdido la habilidad de resolver problemas en profundidad y que la forma en que vivimos correo nuestra capacidad de atención perceptiva, sostenida y profunda.left-right-brain-284×300
En 2010 el articulista Nicholas Carr puso también el dedo en la llaga preguntándose si Google nos volvía más estúpidos. Afirmaba que su cerebro parecía estar cambiando y que su atención se dispersaba ostensiblemente.
Probablemente estos autores lleven parte de razón. Quizás nuestra capacidad de profundizar en el contenido de un libro se vea limitada por la presión tecnológica, que reclama respuestas cognitivas inmediatas y probablemente superficiales. Seguro que también muchos jóvenes tienen dificultades para mantener la atención en el aula el tiempo suficiente.
Ciertamente, Twitter, Facebook, las tabletas, los teléfonos inteligentes han conquistado parte de nuestro mundo físico y psíquico. Probablemente los nuevos jóvenes estén más preparados para las multitarea, para la búsqueda rápida de información y para optimizar el tiempo empleado en resolver un problema complejo de la forma más sencilla.
A costa de los GPS quizás tengamos ahora mayores problemas de orientación; asimismo, las portentosas calculadoras que tenemos en el ancho mundo virtual tecnológico impiden que progresemos en el cálculo mental; quizás estemos perdiendo habilidades de cálculo numérico. Seguramente, la consulta incesante de Google y de la Wikipedia nos haga más desmemoriados y reduzca nuestras habilidades cognitivas.
Quizás todo no sean peros. También encontraremos elementos positivos en el mundo de la tecnología en la era de Internet. Las nuevas habilidades que nos proporcionan pueden ser los cimientos de un futuro laboral en ciernes. Los videojuegos implican nuevas estrategias de aprendizaje (desdramaticemos un tanto la carga de violencia de muchos de ellos), nuevas vías de entretenimiento y de relación con los demás. Y pueden ser elementos que favorezcan una mejor autoestima. No hay más que mirar a las futuras profesiones que más pronto que tarde buscarán personas con destrezas como las señaladas.
Alberto Bermejo
Psicólogo clínico