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Cómo trabajamos

Gabinete de Psicología EIDOS

Nuestro trabajo se lleva a cabo valorando profundamente las necesidades del paciente y sus posibilidades de cambio. Por esta razón no se trata de igual modo a todas las personas; los problemas, aunque se parezcan, nunca son los mismos y se precisa una evaluación completa y un análisis pormenorizado de cada caso para poder intervenir con éxito.

La terapia psicológica se lleva a cabo desde una orientación terapéutica cognitivo-conductual. Este aspecto tiene una enorme importancia, ya que cada orientación psicológica entiende la práctica clínica de forma diferente y no todas las orientaciones en psicología son igualmente eficaces. En el caso de la terapia cognitivo-conductual, hablamos de la orientación psicológica más avalada actualmente por la investigación sobre la eficacia de los tratamientos.

Las fases que podríamos delimitar en la terapia psicológica, trabajando dentro una orientación cognitivo-conductual, son las siguientes:

EVALUACIÓN

La primera fase, la de evaluación, es especialmente importante porque a partir de ella se va a construir todo el trabajo terapéutico posterior. Consiste en recoger toda la información necesaria para comprender el problema del paciente, cómo se originó dicho problema y por qué sigue teniéndolo en la actualidad. Para ello empleamos, además de la entrevista clínica, autorregistros y diversos cuestionarios y tests estandarizados debidamente contrastados por la investigación clínica, informando debidamente de lo que pretenden y de sus resultados.

Análisis Funcional

Durante la segunda fase, una vez estudiada toda la información recabada en la fase anterior y habiendo realizado un análisis funcional del problema, se informa al paciente de nuestra impresión clínica y se le ofrece una explicación sobre los factores que han podido influir en que su problema apareciese, se fuese consolidando y permanezca en este momento. Asimismo, el paciente también recibe información sobre el programa de tratamiento y las técnicas concretas que serán de aplicación para la superación de sus problemas.

Terapia

La tercera fase corresponde a la terapia, es decir, la aplicación del programa de tratamiento, que incluirá técnicas psicológicas específicas adaptadas al problema, cuya eficacia haya sido contrastada en diversas investigaciones científicas. No se trata, por tanto, de meros consejos, sino del aprendizaje de estrategias y técnicas para promover cambios en la conducta. Por ejemplo, técnicas de relajación, la exposición, técnicas de control de contingencias, el cuestionamiento de creencias erróneas, técnicas de resolución de problemas, el entrenamiento en habilidades sociales, mindfulness, etc., con el objetivo de conseguir la remisión de la sintomatología inicial, intervenir sobre los factores que han contribuido a la aparición y mantenimiento del problema, y desarrollar habilidades que formen parte del repertorio del paciente para que pueda manejarse en un futuro en situaciones similares que pudieran presentarse y que sirvan para prevenir que el problema reaparezca. En estas tres primeras fases se recomienda que las sesiones tengan duración de una hora, con una frecuencia semanal, al considerarse que es la frecuencia óptima para alcanzar los objetivos deseados en un tiempo razonable.

 

Seguimiento

La cuarta fase, tras valorar los avances y una vez alcanzados los objetivos de cambio terapéutico, corresponde al seguimiento: evitación de recaídas y control de los avances realizados, a medio y largo plazo. Esto conlleva el distanciamiento de las sesiones, habitualmente en un primer momento a dos semanas, para posteriormente pasar a una sesión mensual y a establecer controles a los tres y seis meses y al año. Tras poner a prueba las habilidades y aprendizajes adquiridos a lo largo de la terapia, ya sin la supervisión del terapeuta, se va produciendo una desvinculación progresiva hasta dar por finalizada la terapia dejando la puerta abierta a nuevos contactos para seguir informando de los progresos o de posibles retrocesos y recaídas.

A lo largo de este proceso, intervendrá el profesional que por su formación y experiencia más se adecúe al problema y se trabajará de forma coordinada con cualquier otro profesional (psiquiatra, logopeda, psicopedagogo, etc.) que estuviese interviniendo en el caso, o que se considere conveniente su intervención de ser necesario abordar el problema desde una perspectiva más amplia.

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